Cartas
Querida mamá,
Estoy en un sitio muy guay. Es un poco soso pero hay muchas personas que me hacen todo lo que necesito y me llevan de un sitio a otro en una silla con ruedas y estoy mucho rato estirado en una cama y unas personas vestidas de blanco me traen de comer. Las paredes también son blancas como en mi habitación, pero en mi cuarto hay un móvil con aviones y pegatinas que hacen luz de noche, en cambio aquí no. Por la mañana, me llevan en una habitación dónde hay otros a niños a jugar. Pero yo te echo de menos, quiero que vayamos juntos al parque.
Mamá, prométeme que cuando vuelvas vamos a ir juntos al parque.
Job
C/ Nou, 63, Palafrugell
Querida Josefina,
Me gustaría mucho colgar un árbol genealógico en una de las paredes de la sala común, y he pensado que ya que tenía que tener mis antepasados junto a la tele, me gustaría saber un poco más de ellos. Había pensado en ti, porqué me has contado alguna vez aquello de Nataliu y la guerra civil, y querría profundizar un poco más en ello, sobre sus padres (y sus abuelos si lo sabes), que ocurrió con todos sus hermanos…
Espero tener respuestas tuyas bien pronto, abrazos.
Rosa Maria
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Querida Rosa Maria,
En primer lugar, quería decirte que no te lo voy a contar todo de golpe, porqué es una historia larga, y a mi edad me canso en seguida, por lo tanto voy a contarte toda la historia en varias cartas. De ese modo tú también vas a tener tiempo de asimilar lo que ocurre (porque no es una historia muy sencilla de contar).
Ahora me voy a descansar un poco, besos,
Josefina
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Rosa Maria,
Como ya sabrás, después de la primera guerra Europea, hubo una fuerte gripe, cuyo nombre se conoce por la Gripe Europea. Pilar, la hermana de mi padre, perdió a una de sus hijas por causa de esa gripe. Su marido estaba trabajando en Barcelona y no se podía cuidar de su hija Lidia. Así que le encomendó la niña a mi abuelo y mi abuela. En aquellos momentos mis abuelos vivían en la estación de tren de Torrent, cerca de Palafrugell. Vivían allí porque mi abuelo era el jefe de la estación. De momento podían soportar la carga que les causaba la niña, pero mi abuelo murió al cabo de poco. Así que mi abuela estaba sola. En la próxima correspondencia te voy a mostrar la carta que mi abuela envió a sus hijos pidiéndoles ayuda.
Luego te voy a contar más,
Josefina
Hijos míos,
Ya sé que estáis muy ocupados, y que ponéis toda vuestra fe en el trabajo, pero os pido por la bondad de Dios que acudáis a mí para ayudarme con la hija de vuestra difunta hermana Pilar. Como ya sabéis, hace no más de un año que mi marido murió, y yo soy un tanto mayor y no sé que hacer con la niña. Os agradecería que vengáis tan pronto como os sea posible.
Muchísimas gracias,
Dulores
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Rosa Maria,
Así es que tu madre estaba sola con mi abuela. Mi padre Nataliu había trabajado en Lion y en Marsella como mecánico antes de llegar a París. Cuando llegó en la capital de Francia, se instaló para vivir allí el resto de su vida ya que había visto mucho (lo que más recordaba era el bombardeo del zepelín alemán a París durante la Primera Guerra Mundial). Era ya un hombre grande por la época en que vivían, pero todavía era soltero. Tenía ya unos treinta años cuando recibió la carta de mi abuela. Como creía que ya había visto mucho y estaba cansado de lo rutinario, se fue a vivir con su madre (mi abuela Dulores).
Abrazo,
Josefina
C/ Nou, 63, Palafrugell
Josefina,
Pero Josefina, ¿de dónde saliste tu si Nataliu todavía era soltero? Todavía no me has contado cómo se conocieron Pepita y él. Según Pepita fue una historia muy interesante, aunque nunca me la contó. Estoy segura de que no va a ser tan maravillosa como me la pintaba. Cuando una historia de amor es contada por el propio enamorado, siempre es muy exagerada, aunque mi historia con Jaume sí que fue apasionada. Estoy impaciente para saber la historia de amor de mi tía.
Espero recibir noticias tuyas bien pronto,
Rosa Maria
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Querida Rosa Maria,
Estoy convencida de que tu relación con Jaume fue impresionante, aunque la aventura de Pepita y Nataliu tampoco estuvo mal. Nataliu estaba paseando a Lídia cuando vio a Pepita paseando por el parque con unas amigas. Aunque la vio un poquitín más grande que él (unos tres o cuatro años) se enamoró. Un día, Pepita se le acercó diciendo que tenía una niña muy bonita. Después empezaron a hablar, y unos días más tarde quedaron para verse y al cabo de unos años se casaron. Se casaron el año veinticuatro aproximadamente.
Espero que te ayude,
Josefina
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Rosa Maria,
Siento haberte dejado a medias. Vino el médico a visitarme porque tengo un resfriado muy fuerte, y esto en mi edad se nota más que no cuando tenía veinte. El año veinticinco, al cabo de un año de haberse casado, nací yo. Después de dos años, el año veintisiete, nació mi hermana Maria Teresa. Yo no tuve mucho tiempo para conocer a mi abuela, porqué se murió cuando yo solamente tenía unos diez años. Eso a veces me hace pensar si fue una suerte por ella, porque estuvo a dos años del comienzo de la Guerra Civil.
Ahora he terminado la historia de amor entre Nataliu y Pepita.
Josefina
C/ Nou, 63, Palafrugell
Querida Josefina,
Ahora que has dicho eso de la Guerra Civil. ¿Cómo se lo arregló Nataliu con una mujer una abuela (la madre de Pepita) y dos niñas? Porque a los hombres los hacían ir a la guerra. ¿Se escapó?
Estoy muy interesada con todo esto que me cuentas,
Rosa Maria
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Mi querida Rosa,
Mi padre era ya un poquitín mayor para ir a la guerra, así que no le hicieron ir a la guerra. Con lo cual se pudo quedar en casa trabajando. Pero le hicieron cambiar de fábrica. Palafrugell era un lugar dónde se fabricaban armas, y en ese momento muchos hombres y mujeres se fueren a trabajar allí. Al cabo de unos años, Lidia empezó a trabajar allí.
En unas próximas cartas, te contaré como frustraba a la gente del pueblo de que tuviéramos dos personas trabajando en una fábrica.
Josefina
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Rosa Maria,
Cómo ya te he dicho Palafrugell era uno de los grandes pueblos fabricantes de armas, y en aquellos tiempos muchos hombres y mujeres (chicos no porque les hacían ir al frente) les hacían ir a trabajar en la fábrica. Bueno, les hacían ir y querían ir, porque ese era el modo para sobrevivir y conseguir un poco de dinero. Pues mi padre y Lidia se fueron a trabajar allí durante ese terrible período franquista. Los jefes de la fábrica, en cada jornada trabajada daban a los trabajadores un pequeño chusco. No era de gran ayuda pero más valía eso que nada. Debes pensar que en esa época muy poca gente tenía el privilegio de poder recibir un chusco sin tener que pagar ni un franco.
Pues de eso es de lo que la gente del pueblo nos tenía envidia, nosotros recibíamos más chuscos que la gente que también trabajaba en la fábrica. Pero nosotros no éramos los que recibíamos más. Había algunas familias, cuyas eran numerosas, que tenían cinco o seis hombres un poco mayorcitos, y ellos recibían eso, cinco o seis chuscos.
Los jefes eran unos ratas pero. Es verdad que la gente que no trabajaba en la fábrica nos envidiaba, pero estoy segura de que los jefes podían dar más que un chusco a cada trabajador, pues les sobraba el dinero.
Abrazos,
Josefina
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Rosa Maria,
Pero si se me olvidó de contar la parte más importante de ese período, y seguramente el más feliz.
Durante ese tiempo, Lidia ya había crecido un poco y como que las mujeres no iban a la guerra, también se fue a trabajar. Pues Lidia se iba cada día con mi padre a trabajar en la fábrica y llegaron muchos jóvenes de otros lugares de Cataluña. Estos chicos se los albergaba en una especie de hotel, donde tenían una cama y se les cocinaba un poquitín de manjar. Pero uno de estos chicos conquistó el corazón de Lidia. Se veían en la fábrica, después del trabajo quedaban y se entendían muy bien.
Dejaron que el chico se fuera del albergo y vivera en la casa de Lidia y su familia. Al cabo de unos pocos años se casaron y el mismo año de casamiento te tuvieron a ti.
Hasta pronto,
Josefina
C/ Nou, 63, Palafrugell
Querida Josefina
Pero mi madre me explicó que no recibí una buena educación durante esa época por culpa de es guerra. ¿Me lo podrías contar mejor tú por favor? Mi madre nunca fue demasiado explícita contándome cosas sobre esos tiempos.
Gracias,
Rosa Maria
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Querida Rosa Maria
Tu madre tenía razón en que no recibiste una buena educación en esa época, y estoy segura de que el profesor que aguantó todo el curso, era el más viejo de todos.
En aquella época, los profesores eran ciudadanos como cualquier otro, por lo tanto, tenían que ir al frente de batalla a combatir por Franco o contra Franco. Además hubo mucho tiempo que las escuelas de Palafrugell se cerraron por manca de profesores. O sea que no es de extrañar que no recibieras una buena educación si te estuviste días sin ir al colegio y cuando ibas te los cambiaban cada dos por tres.
Besos,
Josefina
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Querida Rosa Maria
Cuando Lidia terminó de trabajar en la fábrica, no tenía estudios, y decidió de ir a estudiar catalán en unas clases voluntarias durante las noches. Aunque no les sirvió de mucho al principio, tenía que cuidarte (no se si te acuerda) estaba siempre a tu lado, nunca salía de casa para ir a trabajar, solamente para comprar algo de comer o visitar alguna amiga…
De vez en cuando, pero, algún hombre (prácticamente nunca una mujer) soltero, le llevaba alguna prenda de ropa para coser, y de ese modo se hacía algún dinerito. Más tarde, consiguió un trabajo. Su marido, como que trabajaba en la fábrica, no tuvo que ir a la guerra.
Besos,
Josefina
C/ Nou, 63, Palafrugell
Querida Josefina,
¿Porque me dices que solo cosía los pantalones de los hombres si ella me contó (y yo me acuerdo) que había trabajado en la escuela? Es verdad que yo nunca la tuve, porque ella entró después que yo marchara, pero ella no estuvo siempre en casa.
Cuéntame más por favor,
Rosa Maria
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Rosa Maria
Tienes toda la razón. No es que no te lo quisiera contar, pero es que tú te me has adelantado.
Lidia estaba interesada en la cultura y tenía edad de salir. Y junto con una amiga suya que también estudió en la escuela nocturna, conocían muchos de los maestros. Eran unas chicas jóvenes, simpáticas y caían bien a muchos de los maestros. Así que consiguieron una plaza de maestra en una escuela. Se estuvieron allí unos años, y ganaron un poco de dinero.
Besos,
Josefina
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Querida Rosa Maria,
Antes de continuar con la historia de Lidia, te tengo que contar una anécdota que nos ocurrió a Lidia a Pepita a Maria Teres y a mi cuando nos fuimos a un pueblo fuera de Palafrugell.
Pues verás, como ya recordarás a los maestros nunca se los llamaba por el nombre, sino que se les decía señor Fulano. Pues cuando marchamos al mercado a buscar un poco de leche y algunos huevos, nos encontramos a una mujer que empezó a hablarnos. “¿De dónde venís?” nos preguntaba. “De Palafrugell” le contestábamos. “¿Ah sí? ¿Pues así debéis conocer a Pepet Riera?” nos decía “No, no, nosotras no conocemos a ningún Pepet Riera” le contestábamos. “Si hombre un hombre bajito, que siempre se anda con un sombrero” “No, no, no conocemos a ningún Pepet Riera” insistíamos nosotras. “Si hombre, que trabaja de profesor” continuaba ella. “Ah” exclamamos todas, “Usted se refiera al señor Riera, claro que sabemos quién es, casi todas nosotras lo hemos tenido de profesor”.
Continuamos hablando y nos marchamos a hacer nuestra compra.
Nos lo pasamos muy bien con aquella mujer en los tiempos que estábamos. Pues la felicidad no es que abundase.
En la próxima carta, te voy contar porque estás viviendo en Argentina
Besos,
Josefina
C/ Blanco, Mendoza, Argentina
Querida Rosa Maria,
Los franquistas se enteraron de que tu padre no era tan mayor para estar en la fábrica y lo llamaron para ir a la guerra. Así que tu madre y tu padre ya estaban cansados de estos tiempos franquistas, y decidieron huir hacia el extranjero. Escogieron Argentina, Mendoza concretamente.
Se quedaron prácticamente sin un céntimo para poder pagar un viaje en barca hacía Argentina, pero lo consiguieron. Se salvaron de Franco y de sus estúpidas batallas.
Pues esta es la razón por la cuál ahora vives en la Calle Blanco de Mendoza. Es posible que tú acuerdes del viaje, pero creo que nunca te contaron porque se fueron de España.
Este es el fin de la historia de Nataliu y sus descendientes. Espero que puedas ver la televisión en paz ahora que sabes la historia del árbol genealógico.
A ver si te vienes algún día por aquí.
Abrazos muy fuertes,
Josefina
C/ Nou, 63, Palafrugell
Querida Josefina,
Creo que ahora sí que podré ver la tele tranquila, muchísimas gracias y hasta pronto.
PD: Intentaré de venir este verano
Besos,
Rosa Maria